jueves, 15 de enero de 2009

Entrevista a Vicky


1. Valoración emocional e intelectual de estos cuatro años en Pamplona, y más exactamente en la Universidad de Navarra.

Valoración emocional muy positiva ya que desde el primer momento conecte con gente con la que me sentí muy a gusto. Todavía hoy, casi 4 años después, seguimos todos juntos y me siento muy contenta por ello ya que les tengo mucho aprecio a todos.
A nivel intelectual creo que también se han cumplido mis expectativas sobre todo porque entre sin estar segura y ahora me alegro de mi elección. Claro que ha habido cosas que no me han gustado y he echado mucho de menos tener más prácticas pero el balance es positivo.

2. ¿Te esperabas tu experiencia universitaria tal como la has vivido? ¿qué no te habías imaginado?

En un principio yo no quería venir a Pamplona así que mis expectativas no eran muy altas. Sin embargo, la universidad (todo lo que ello conlleva) ha sido una de las mejores experiencias que he vivido. Si pudiera volvería a repetir.

3. ¿Por qué decidiste venir a estudiar aquí?

Yo quería hacer arte dramático pero mi aita quería que hiciera algo de más fundamento y escogí la carrera de Comunicación Audiovisual porque era uno de los ámbitos más cercanos. Esta carrera también está en el País Vasco pero no goza de mucha reputación así que como mis padres tampoco me querían enviar muy lejos, vine aquí.



4. Después de pasar por ella, ¿ha cambiado la imagen que tenías de la Universidad de Navarra?

Sinceramente sí. La gente me ha sorprendido mucho. Y algunos profesores también.

5. Si en un futuro volvieses a estudiar ¿lo harías en la Universidad de Navarra?

Es una pregunta un poco complicada. Si volviera 4 años atrás sí que la volvería a escoger porque como experiencia global no puede haber sido más positiva. Pero creo que es algo temporal, no estudiaría otra carrera aquí. Quiero descubrir sitios nuevos.

6. ¿Qué aspiraciones profesionales tienes para el futuro? ¿Por qué te decantas por esas?

Me encantaría dedicarme al mundo del cine. Me encantaría algún día hacer mis propias películas o, al menos, ayudar a otros a realizarlas. ¿Por qué? Porque el cine me motiva y realmente me gusta. Me gusta mucho.

7. ¿Crees que te han formado correctamente para esas aspiraciones?

No creo que una persona que quiera dedicarse al mundo cinematográfico tenga suficiente formación estudiando mi carrera. Por ello, me gustaría entrar en una escuela de cine.


8. En un futuro inmediato ¿ves difícil trabajar en la comunicación?

Depende para quién y en qué ámbito. Si lo que deseas es trabajar en la radio o en algún medio de información no creo que haya mucho problema si eres bueno. En el mundo de la ficción creo que las salidas son mucho más difíciles.

9. A nivel emocional, ¿qué es lo que más has aprendido de la gente que te ha rodeado?

No es algo particular, sino todo en general. Lo que me ha sorprendió fue encontrar tan rápido gente con la que me sentía realmente bien.

Mi fotógrafo: Gervasio Sánchez

Nacido en Córdoba en agosto de 1959, Gervasio Sánchez se licenció en 1984
en la rama de Periodismo de la Facultad de Ciencias de la Información de la
Universidad Autónoma de Barcelona. Desde entonces ha trabajado como periodista
independiente para diferentes diarios y revistas, especializándose en conflictos
armados. Reside en la ciudad de Zaragoza desde la década de los ochenta.
Desde 1984 hasta 1992 cubrió la mayor parte de los conflictos armados
habidos en América Latina. Desde 1988 mantiene una estrecha relación con
“HERALDO DE ARAGON”. Ha trabajado como enviado especial de este diario
aragonés tanto en la guerra del Golfo como en los distintos conflictos armados en la
antigua Yugoslavia, África, Asia y América Latina. También colabora con la Cadena
SER y con el servicio español de la BBC desde 1994, con el Magazine de LA
VANGUARDIA y con la revista TIEMPO desde el año 2000.
En diciembre de 1994 apareció su libro fotográfico «El Cerco de Sarajevo»,
resumen de su trabajo en la sitiada capital bosnia entre junio de 1992 y marzo de
1994. En octubre de 1995 inició un nuevo proyecto fotográfico llamado “Vidas
Minadas sobre el impacto de las minas antipersonas sobre las poblaciones civiles en
los países más minados del mundo, entre ellos Afganistán, Angola y Camboya, que
concluyó en noviembre de 1997 con un libro y una exposición. Este proyecto fue
organizado por las organizaciones humanitarias no gubernamentales Manos Unidas,
Médicos Sin Fronteras e Intermón.


En noviembre de 1999, publicó su libro fotográfico “Kosovo, crónica de la
deportación” (Blume) y en febrero de 2000, “Niños de la Guerra”, que resume su
trabajo en la última década del siglo XX en más de una quincena de conflictos
armados. En Mayo de 2001 publicó el libro “La Caravana de la Muerte. Las víctimas de
Pinochet” (Blume). En diciembre de 2002 publicó “Cinco años después. Vidas Minadas” (Blume) Durante los años 2000 y 2001 coordinó junto a Manuel Leguineche el libro “Los ojos de la guerra” (Homenaje de Miguel Gil), editado en noviembre de 2001 por Plaza y Janés.
La Asociación de la Prensa de Aragón le otorgó por unanimidad en 1993 el
Premio al Mejor Periodista del Año por su cobertura de la guerra de Bosnia.
El Club Internacional de Prensa de Madrid le concedió en 1994 el Premio al
Mejor Trabajo Gráfico del Año por la cobertura de la guerra de Bosnia.
En 1995 le fue concedido el Premio de Andalucía de Cultura en su modalidad
de Fotografía. El jurado destacó en el acta su «visión generosa y humanitaria,
comprometida con el máximo rigor periodístico, ejemplo del nuevo periodismo que
debe de impulsar a la futuras generaciones de fotógrafos».
En junio de 1996 le fue concedido el Premio Cirilo Rodríguez, el más
prestigioso del Estado español para periodistas que ejercen su labor en el extranjero
como enviados especiales o corresponsales permanentes.
En diciembre de 1997, la Asociación Pro Derechos Humanos de España le
concedió el Premio de Derechos Humanos de Periodismo por su libro «Vidas
minadas» y su trayectoria profesional.


El Ayuntamiento de Zaragoza acordó en septiembre de 1998 concederle el
título de «Hijo Adoptivo» en «reconocimiento a los excepcionales méritos contraídos
en el ejercicio de su actividad como fotógrafo en la que ha destacado por su
sensibilidad social y su denuncia de los horrores de la guerra».
La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la
Cultura (UNESCO) le nombró durante la celebración del 50 aniversario de la
Declaración Universal de los Derechos Humanos, en diciembre de 1998, «Enviado
Especial de la UNESCO por la Paz» por «el extraordinario testimonio que ofrece
mediante la fotografía del calvario que padecen las víctimas de las minas antipersonas
y por su infatigable promoción de una cultura de la paz al sensibilizar a la opinión
pública mundial sobre la necesidad de proscribir estas armas y de ayudar a los
mutilados a reinsertarse en la vida cotidiana».
En julio de 2001, la Diputación Provincial de Zaragoza le concedió la Medalla
de Oro de Santa Isabel de Portugal por “su trayectoria periodística y su compromiso a
favor de la víctimas de la guerra”.
En abril de 2004, el Gobierno de Aragón le entregó la Medalla al Mérito
Profesional como “reconocimiento a sus meritorios trabajos como fotógrafo y periodista especializado en conflictos internacionales que le convierten en los ojos y la
conciencia de la opinión pública”. Además, “como testigo de este convulso siglo XXI
representa la cultura, el riesgo y el compromiso de los corresponsales de guerra al
servicio de la verdad”.
En noviembre de 2005, recibió el Premio LiberPress en reconocimiento a su
labor “en favor de la libertad de prensa y la denuncia de las injusticias”.
En enero de 2006 ha sido galardonado con el Permio Javier Bueno otorgado por
la Asociación de la Prensa de Madrid.
El 7 de mayo del pasado año 2008 recibió el premio Ortega y Gasset y pronunció un discurso de agradecimiento muy polémico y a la vez comprometido.